sábado, 15 de septiembre de 2012

Descubrió que tenía un tumor gigante... por estar ronco

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Un hombre llevaba años con un tumor creciendo en su cerebro, pero el problema no fue detectado hasta que un extraño le dijo que tenía una voz muy ronca; el hombre fue al hospital, donde lo diagnosticaron y operaron de emergencia.

Luego de una operación de nueve horas, un hombre de Inglaterra pudo librarse de un tumor del tamaño de una pelota de golf que crecía en su cerebro.

Richard Wheatley, de 50 años, llevaba un estilo de vida saludable y hacía mucho ejercicio, sin embargo, en los últimos años había perdido fuerza en sus músculos y experimentaba problemas para mantener el equilibrio. Además, Wheatley empezó a percibir que su voz cambiaba de a poco y que en ocasiones tenía problemas para tragar.

"Ninguno de estos síntomas me parecía grave, por lo que no me preocupé, de hecho pensaba que eran problemas relacionados con la edad", comentó Wheatley en una entrevista.

No obstante, en diciembre del 2011, durante un viaje, un extraño le comentó que tenía una voz especialmente ronca, muy semejante al "croar de un sapo".

Tomando el comentario de aquel hombre como una señal, Wheatley decidió acudir al médico y señalarle todos los pequeños síntomas que padecía; el especialista decidió hacerle una resonancia magnética y encontraron el tumor, el cual afectaba el área del cerebro encargada de regular el equilibrio y, además, ejercía cierta presión sobre las cuerdas vocales, modificando la voz de Wheatley.

Luego de localizar el tumor y evaluarlo, Wheatley fue sometido a una cirugía de emergencia en el Priory Hospital de Birmingham, en Inglaterra. El procedimiento duró cerca de nueve horas y se llevó a cabo con éxito.

Según Wheatley, los médicos le aseguraron que era muy afortunado, pues el tumor había sido descubierto justo a tiempo: si hubiera crecido un poco más, le habría causado la muerte.

"El tumor dañó algunos nervios, por lo que aún tengo problemas para hablar o mantener el equilibrio, pero dadas las circunstancias creo que son problemas menores: aún puedo conducir, salir de vacaciones y llevar una vida normal", comenta Wheatley.

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